¿Qué se
arriesga al leer? Muchísimo. Abrir un libro, hojear páginas, es peligroso. Una
vez abiertas las páginas de Émile Zola o de Varlam Shalámov no se puede volver
atrás. Lo creo profundamente. Pero el riesgo de conocer esas historias a menudo
es ignorado por el propio lector. No se da cuenta de ello. Si yo pudiera
cuantificar realmente el daño que causan a los poderes los ojos que conocen,
las personas que quieren saber, intentaría dibujar un diagrama. Detenciones,
cárceles y tribunales valen la mitad de la mitad en comparación con el peligro
que puede generar conocer los mecanismos, los hechos, sentir esas historias
como propias, cercanas.
Roberto Saviano, CeroCeroCero
En una carta
de 1904, dirigida a su amigo Oskar Pollak el joven Kafka escribía:
Pienso que solo
deberíamos leer libros de los que muerden y pinchan. Si el libro que leemos no
nos despierta de un puñetazo en la cara, ¿para qué leerlo? ¿Para que nos haga
felices, como dices en tu carta? Por Dios, podríamos ser igual de felices sin
libros, y si nos hicieran falta libros para ser felices, podríamos escribirlos
nosotros mismos, llegado el caso. (…); un libro tiene que ser un hacha que abra
un agujero en el mar helado de nuestro interior.