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"Vivo en nombre de los caballos", de Antonio Mochón

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  Por esos azares de la vida, tuvimos la suerte de que, en el año 2008, el poeta Antonio Mochón consiguiera su destino como profesor de Lengua Castellana y Literatura en el IES Juan de Aréjula de Lucena. Aquí trabajó durante dos cursos en los que transmitió su amor por la literatura, y se ganó el cariño de compañeros y alumnos. Antonio Mochón había publicado ya dos libros: Lugares de tránsito  (2005) y Alguien empieza a hablar en una casa  (2008). Pero fue en Lucena donde se gestó Carretera blanca (Pre-Textos, 2010), un poemario que obtuvo   el Premio de Poesía Javier Egea.   Hemos esperado trece años para que naciera Vivo en nombre de los caballos (Maclein y Parker, 2023). Pero la labor creativa de Antonio no ha cesado. Ha seguido escribiendo en su blog La vida no existe, ha compuesto letras de canciones; ha cantado y tocado la guitarra –aunque se autodefine como “anticantante” y “antiguitarrista”–, se ha embarcado, desde el 2019, en la banda de rock alternativo The John Cleve

Reaprender a mirar: “Naturaleza de la luz”, de Yaiza Martínez

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  Naturaleza de la luz (Eolas Ediciones, 2023) reúne treinta y cinco relatos cortos de la escritora Yaiza Martínez. El libro se gestó antes de la pandemia de coronavirus; algunos relatos nacieron durante el confinamiento, y otros llegaron después, cuando aún vivíamos inmersos es una sensación de irrealidad. Los seres humanos no nos volvimos mejores; pero sí comenzamos a mirar de manera distinta, sorprendidos ante el mundo que nos rodeaba. “Todo sucede en el lenguaje”, nos dice Yaiza Martínez, para quien Naturaleza de la luz ha supuesto un modo de indagar en su propia voz, investigando, mezclando géneros, difuminando los contornos entre la narración, la prosa poética o el poema en prosa. Y en el lenguaje habita lo que parece que “no está”, el “no sé qué”, el misterio. Los relatos fueron surgiendo a la vez que dos poemarios, Árula y La escuela de las órbitas . Pero si en este último todo gira en torno a la idea de la imaginación como vía de conocimiento, en Naturaleza de la luz l

Las casas de James Joyce en Dublín

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  Martello Terrace, en Bray, a la derecha la que fue casa de la familia Joyce, y en la que James Joyce situó las primeras escenas del Retrato del artista adolescente. Un día me prepuse recorrer Dublín siguiendo el camino de las casas donde vivió James Joyce hasta los veintidós años cuando, en octubre de 1904, se marchó junto a Nora Barnacle. Solo regresó a su ciudad natal en tres ocasiones; dos, en 1909 y una en 1912. Durante varias mañanas anduve por Dublín de sur a norte, y de este a oeste; y tomé el tren de cercanías para visitar Blackrock y Bray, en la bahía de Dublín. Lo que en un principio iba a ser solo un capítulo de mi blog Un verano con James Joyce , se convirtió en seis entradas (siete si añadimos St. Peter Terrace, publicada con anterioridad) en las que la vida y la obra de Joyce se entretejen. Visitar los lugares por donde transcurrieron la infancia, adolescencia y juventud de Joyce me ayudó a comprender mejor al Joyce escritor y su obra. En gran parte del trayecto me aco

“James Joyce, Cartas (1900-1920)”, traducción de Diego Garrido

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J ames Joyce se ha convertido en un icono del siglo XX, al igual que Kafka o Virginia Woolf. Pero, a diferencia de estos, Joyce no resulta un personaje que despierte especial simpatía. Más bien parece que se hubiera dedicado toda su vida a fastidiar a los lectores. Es un tópico decir “no me he leído el Ulises , ni pienso hacerlo”. Pero tampoco se lee El Quijote y no pasa nada; aunque son menos los que se atreven a decirlo. Gran parte de la obra de James Joyce es autobiográfica y existen bastantes claves que nos resultarían incomprensibles si no conociéramos algo de su vida y de los paisajes en los que esta transcurrió hasta 1904 cuando, con veintidós años, se marchó de Dublín hacia el Continente. Solo regresaría en tres ocasiones para pasar algunas semanas; y, después de 1912, ya no volvió más. Muchas de las claves –no todas– para comprender mejor la obra de Joyce, se hallan en su correspondencia. Por ello resultaba extraño que, en la actualidad, no se dispusiese en español de las c

“LOS REYES DE LA CASA” DE DELPHINE DE VIGAN

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  Los reyes de la casa (Anagrama, 2022), de la escritora francesa Delphine de Vigan (1966) es una de esas novelas que nos atrapan y sobrecogen. Posee la estructura de un thriller bien contado, con estilo preciso y sobrio, sin sentimentalismos. Como en una clásica novela negra se busca al culpable de un grave delito, el secuestro de una niña, Kimmy Diore. En la última parte, la historia dará un pequeño giro hacia la ciencia ficción, situándonos en un futuro que ya no nos resulta tan lejano. Mélanie Clauxl –la madre de Kimmy–, y Clara Roussel –policía de la Brigada Criminal–son dos mujeres muy diferentes, cuyas vidas se cruzan tras la desaparición de Kimmy. Mélanie estudiaba bachillerato en 2001, cuando comenzó a emitirse Loft Story , el primer reality show televisivo. Veía el programa junto a su familia. Al acabar el instituto y, contra la opinión de su madre, se marchó a París para estudiar Filología Inglesa, pero dejó los estudios y comenzó a trabajar como administrativa. Llegó in

"Los ídolos de bronce" de Francisco Antonio Carrasco

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  Tú no indagues (sacrilegio es saberlo), qué límite, Leucónoe, los dioses han fijado para ti y para mí, ni consultes la astrología babilónica. ¡Cuánto más vale sufrir cualquier azar! De este modo comienza la “Oda número 11” de Horacio. Veinte siglos después, el escritor Dashiell Hammett, en su novela El halcón maltés , crea al inolvidable personaje Sam Spade, que en el cine sería interpretado por Humphrey Bogart. Sam Spade relata la historia de un hombre feliz, casado y con dos hijos, que va caminando un día por una calle de San Francisco y de pronto le cae casi rozándole una viga de un edificio en construcción. Se da cuenta de que podía haber muerto y decide cambiar su modo de vida, como si acabara de nacer en ese momento: “Comprendió que los hombres mueren así, por azar, y que viven solo mientras el ciego azar los respeta”. Cuenta Francisco Antonio Carrasco en una entrevista que, cuando estaba en la mili, leyó El halcón maltés y esta historia lo marcó para siempre. Duran