Para que todo estuviera en su sitio
Germán Bandera, portada de la VII Edición de Mujerarte Hoy, mientras hablaba en clase sobre el miedo enfermizo que Juan Ramón sentía ante la muerte, me vino a la memoria que había olvidado descongelar la comida del día. Luego comencé a leer un poema con el tono adecuado modulando la voz y prestando un cuidado especial a las pausas, porque las pausas y el silencio son también importantes. Entonces, en cada verso, recordé lo que había dejado sin comprar, lo que era imprescindible para no romper la armonía del mundo: leche, galletas, zumo, pan de molde. Hablé, Juan Ramón, de tu poema Espacio y leí un fragmento poniendo esta vez toda mi atención en cada palabra, y en el Dios al que deseabas y al que yo deseaba. Y me dije que tú no estarías muy contento conmigo. Pero empecé a pensar en cómo organizar el fin de semana para que todos fueran felices, y todos –sin ninguna excepción– se sintieran queridos. Sólo me quedaba un par de