“Cartas a Felice”: Kafka, el amor y la literatura

No tienes por qué preguntar si te quiero. A veces tengo la sensación de que todo, todo está desierto, y que tú te alzas, solitaria, sobre las ruinas de Berlín. Kafka, carta del 10 de junio de 1913. La vivienda de los padres de Max Brod, en la Schalengasse (Skořepka 1) La tarde del 13 de agosto de 1912, Franz Kafka, joven escritor y abogado, de veintinueve años recién cumplidos, con un empleo seguro como funcionario, llega a la vivienda paterna de su amigo Max Brod. El motivo de su visita era “discutir la ordenación” del manuscrito del primer libro que Kafka se decidía a publicar: Contemplación , una pequeña selección de “breves prosas”. Pero había otra visita en la casa, la señorita Felice Bauer, una joven berlinesa de veinticuatro años –cumpliría veinticinco en noviembre–, conocida de la familia, que estaba de paso en Praga en su viaje hacia Budapest, donde asistiría a la boda de su hermana. El 15 de agosto Kafka escribe en su diar