"Nos veíamos mejor en la oscuridad", de Monika Zgustova
“La
sensación de que la vida transcurría fuera de mí no era nueva. Me sentía
anclada en algún lugar, mirándola como si se tratara de una película. Tenía la
sensación de que la vida estaba en otra parte”, escribe Monika Zgustova en Nos
veíamos mejor en la oscuridad (Galaxia Gutenberg, 2022). El relato comienza
y concluye en Madrid, en febrero de 2021. Milena, la protagonista, va a narrar
lo sucedido hace justo un año. El coronavirus parece atravesar de puntillas la
novela y nuestras vidas. Pero algo ha cambiado en nosotros.
En
febrero de 2020, Milena, una mujer que trabaja en una editorial de Barcelona, recibe
la noticia de que su madre, que reside en Estados Unidos, está muy enferma en
el hospital y quiere que su hija vaya a verla. Milena lo organiza todo en poco
tiempo para llegar cuanto antes a Illinois. Durante los vuelos, a través de conversaciones
con varios interlocutores, conoceremos el pasado de Milena. Su vida nos
recuerda a la de la propia Monika Zgustova. Las dos salieron de la Checoslovaquia
totalitaria cuando tenían dieciséis años. Y lo hicieron a través de un viaje
turístico a la India; una sola maleta para toda la familia era el único
equipaje.
Para
Milena y su hermano el viaje termina convirtiéndose en un cambio radical en sus
vidas. El último día, en Delhi, el padre les comunica a sus hijos que no
tomarán el vuelo para Praga, sino para Nueva York. Comienza de ese modo una
historia de desarraigo. Pero era la única forma de salir adelante. El padre, arqueólogo
y profesor universitario, no podía desarrollar plenamente su trabajo, pues
estaba vetado por el régimen, tras haberse negado a colaborar con la policía
secreta.
Después
de una breve estancia en nueva York, y en la Universidad de Cornell, la familia
se instaló en el campus de Urbana Champaign de la Universidad de Illinois,
donde al padre le ofrecieron una cátedra.
Milena
y Míša, su hermano, sienten que sus compañeros de clase los miran como algo
extraño. Es un “sentimiento de humillación”: “En estados Unidos no éramos
nadie, no sabíamos nada, no podíamos explicarnos, teníamos que transformar
nuestra identidad”. En una ocasión, Míša cuenta cómo “un grupo de compañeros
había debatido hacía poco la localización de Checoslovaquia en el mapa, y,
según unos, era un país asiático, según otros, una de las repúblicas de la
Unión Soviética”.
Para
Milena “era como vivir en el vacío y con una gran incógnita como único
horizonte”. “Un emigrante está en casa en cualquier lugar del mundo. O al
contrario, no lo está en ninguna parte” porque “una vez vives fuera de tu país,
el mundo se te hace pequeño y podrías vivir en cualquier lugar”.
Cuando
tiene 22 años, Milena decide escapar de la vida “demasiado tranquila” que le
esperaba en el campus universitario. Ella no acabaría dando clases allí, en ese
“microcosmos”, “apartada de la realidad, de los verdaderos hechos del mundo”. Regresa
a Europa y, por esos azares de la vida, se instala en Barcelona, una ciudad que
ama.
Pero
la historia familiar viaja con nosotros. Los padres siguen viviendo en Estados
Unidos. Con su padre, Milena mantiene una relación muy especial, de comprensión
y cariño. En cambio, con Jana, la madre, siempre aparece el conflicto, los
reproches: “No te importo”, “y yo que tanto te cuidé”, “eres una desagradecida”,
“tú te has ido de Estados Unidos y has vuelto a Europa. Esto es deslealtad”.
¿Cómo
se encontrará Milena a su madre? ¿Qué nuevo reproche le hará?: “Estás harta de
mí”, “es feo que no hayas venido antes”. Pero a pesar de todo, a pesar del daño
que la hija había sufrido, algo ha cambiado: “Los hijos tardamos mucho en
comprender a los padres como lo que son, seres humanos con sus limitaciones”,
piensa Milena.
¿Quién
era Jana? Una mujer que no había sido feliz y que luchaba por que su familia lo
fuese. Por eso debía ser la madre y la esposa perfecta. Pero su sufrimiento
tenía un coste. Hubiera querido vivir otra vida: “En comparación contigo, yo
siento mi propio vacío y te envidio el hecho de vivir una vida plena”. “Ligera.
Como tú. Tú eres una pluma que sobrevuela el mundo”, le dice Jana a su hija.
Y
Milena intenta comprender por qué su madre y ella se entendían “mejor en la
oscuridad y sin palabras”, por qué su madre sabía herirla de manera tan
refinada, por qué generaba esas situaciones de odio. ¿Dónde se esconde el mal?
Quizás, como Jana le dice a Milena: “Al final, las preguntas más importantes
las respondemos con la vida”.
La historia familiar viaja con nosotros, lo has dejado clarísimo!!
ResponderEliminarMil gracias 🤩
Gracias a ti por tu lectura
EliminarCon este relato tan bien llevado y tan íntimo, cualquiera se siente "Milenario". Gracias, Camen.
ResponderEliminarMuchísimas gracias a ti, Alfonso. Por tus palabras y tu lectura
Eliminar